En apenas 54 días, el Tornado consiguió cambiar esas miradas sombrías por sonrisas: cuatro victorias en fila, ante Paraguay, Venezuela, Perú y Chile, valieron una clasificación que, a los 47 años, le permitirá vivir un Mundial desde las entrañas, algo que no pudo hacer como futbolista: si bien tuvo una pequeña participación en las Eliminatorias para Corea del Sur-Japón 2002, Víctor Púa no lo incluyó en el listado de 23 jugadores que finalmente viajaron a Asia.