Eso sí, una vez en su tierra natal -le secuestraron en secreto luego de su único partido ante Polonia-, fue conducido al palacio gubernamental, donde le reprimiría personalmente el presidente de facto, para luego trasladarlo a un campo de detención clandestina, donde fue salvajemente torturado. El haitiano Ernest Jean Joseph consumió efedrina, pero como no había una legislación antidoping, sólo se le expulsó del torneo y no se le sancionó deportivamente.